¡¡ El Eco de San Mamés, La Catedral del Fútbol !!

Txirten, Sábado 25 Mayo 2013


“Predicador…Predicadoor…Predicadooor”. Con ese eco lleno de gratitud, amor y esperanza terminaba “El Jinete Pálido”, obra maestra de Clint Eastwood. En los últimos días de nuestra Catedral, ese es uno de los mejores recuerdos que guardaré siempre de San Mamés. Su Eco, su inconfundible Eco. El Eco de San Mamés. 

En los últimos años de los setenta, con 13 o 14 años, y junto a los amigos del barrio de Indautxu, nos colamos hasta tres veces en La Catedral para jugar a nuestro deporte favorito, nuestro Deporte Rey. Tan cierto como que respiro. Soñábamos con hacerlo de mayores, con ser futbolistas, pero por si nos quedábamos en el intento, arriesgábamos lo suyo para poder disfrutar de unos minutos sobre esa hierba celestial. Saltábamos las vallas de hierro que separaba la calle de la entrada a Tribuna Principal y bajábamos por ella hasta llegar al césped. Sin perder ni un minuto, nos poníamos a jugar a lo ancho, y hasta hubo una vez que a lo largo y ancho de todo el campo. Una eternidad llegar de una portería a la otra. Aún estoy corriendo.

Las tres veces algún empleado del club salía de algún lugar, nos echaba rápidamente tras una bronca monumental, y ahí acababa nuestro breve sueño intensamente vivido. Tan intensamente vivido que hoy, 35 años después, sigo recordando ese Eco, inolvidable Eco, que se escuchaba cuando nos gritábamos pidiendo el balón para avanzar en una jugada. Significaba que uno estaba entre cuatro tribunas legendarias vacías y bajo un Arco grandioso e impasible. Significaba que uno estaba soñando con jugar algún día un partido con las tribunas a rebosar. Significaba que uno era consciente de que ese momento probablemente no se repetiría jamás. Fueron momentos imborrables y ahora son recuerdos imborrables, como lo serían tantos y tantos otros posteriores vividos desde las tribunas.

Con mis queridos hermanos Chefo y Luisón (para ti va todo esto estés donde estés ahora), con mi Tía Carmen, con mis primos Guillermo, María, Cristina y Javi, con Ana, Mario y Olatz, con mis amigos de siempre. Con todos ellos he vivido, sufrido y disfrutado en la Fila 6 de Tribuna Principal partidos memorables que nos dieron dos Ligas, que nos llevaron a finales de Copa, y de UEFA (aquella Juve del 77 que se nos escapó…), y hasta a una Champions entre los mejores de Europa. Por no hablar de todo lo logrado en otras épocas. Y con once aldeanos. R.Madrid, Barcelona, Milán, Newcastle, Manchester United, Sporting de Lisboa por recordar algunos partidos históricos. Grandes equipos del mundo han hincado alguna vez sus rodillas ante nuestro Pichichi al que la primera vez le saludaron con flores. E incluso se empató a uno con la Brasil de Ronaldo en 1998 ... pero esa es otra historia, una de tantas vividas en este templo.


Somos diferentes y esa diferencia hace que nuestros ojos hayan humedecido en muchas ocasiones tras un gol importante, tras un repentino rugir de esas tribunas, tras una fugaz mirada de algún otro aficionado o amigo cercano, o simplemente tras el recuerdo de algún ser querido que te hace rebosar de emociones profundas y sentidas. Y San Mamés tiene mucho de eso, de ese recuerdo de haber sido compartido con alguien. Y que no se puede olvidar. Y que uno sabe que lo llevará siempre consigo. Ese partido, ese recuerdo, ese gruñido de sus gradas como un Eco que resuena en nuestras mentes.

Un lugar sagrado que echaremos profundamente de menos. Tal vez no seamos conscientes de lo que vamos a perder porque nunca nos han quitado algo ni remotamente parecido. Se nos irá pura nostalgia, puro sentimiento, pura magia, un aire que dejaremos de respirar. No solo es un campo de futbol de 100 años. Es mucho más. Es un trozo de nuestras vidas que se enterrará con él pero nos quedará su Eco y nos aferraremos a él cuando sea necesario. Estará ahí, muy cerca de nuestro aliento y de nuestro ánimo.

Todos estos momentos no se perderán como lágrimas en la lluvia, sino que perdurarán para siempre en nuestros corazones rojiblancos. El día que caiga su primera piedra nos acostaremos con esos corazones destrozados pero al día siguiente los tendremos de nuevo enteros, esperando vivir en el nuevo estadio otros 100 años junto a ese Eco de San Mamés repleto de gratitud, amor y esperanza que retumbará para el resto de nuestras vidas y que ayudará, sin duda, en los momentos difíciles para lograr triunfos memorables, históricos e imborrables en la nueva Catedral.

Agur San Mamés !! Eskerrik Asko !! Aupa Athletic !!

Dedicado a la memoria de mi padre Pepe,de mi hermano Luisón, de mi primo Joselu, de mi tio Jose Luis y de mis abuelos Camila y Julio, con los que también compartí esa Fila 6 de la Tribuna Principal Baja de San Mamés en los años setenta y ochenta.
Y a la de mi amigo Iñaki Pozo, rojiblanco hasta la médula.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Txirten:
Siento discrepar con un detalle de tu precioso "post". Y es un detalle de base, casi una enmienda a la totalidad. Yo hace mucho tiempo que dejé de ir a San Mames y nunca lo he echado de menos. Nunca he tenido nostalgia de sus muros, sus tribunas ni sus porterías... Y no lo he hecho porque creo, porque siento y porque tengo la absoluta certeza que nada de ello tendría sentido alguno si no fuera por la legión de personas que han ocupado sus asientos durante más de 100 años, eso que llaman "la afición". Y son aquellas personas que constituyen el único y verdadero San Mames. Da igual como se llame el estadio en el que se reúnan: Camp Nou, Meazza, Anfield, Old Trafford, Maracaná.. y da igual porque automáticamente cambiará su nombre de facto por el de San Mames. Porque el eco, al que tan acertadamente aludes, no resuenan en las paredes del estadio sino en sus gargantas, sus memorias y sus corazones... así que este no es el final de San Mames sino un punto y seguido ya que no está hecho de acero y hormigón sino de gritos, ánimos, lágrimas y porqué no botas, puros y bocadillos de tortilla.
Ha muerto San Mames... viva San Mames!!!!